"Me fui a los bosques porque quería vivir sin prisas. Quería vivir intensamente y sacarle todo el jugo a la vida, para no descubrir en el momento de mi muerte que no había vivido.” - Thoreau

viernes, 11 de septiembre de 2009

Ahora que mis ojos vuelan

Ahora que mis ojos vuelan entre planetas ajenos
Como una botella en alta mar
O en un cielo de todos colores

Sin una sola casa donde entrar en la tarde
Ahora que mis manos escaparon del fuego
En una barca tan rápida como el ocaso
Y casi más que la muerte huyendo del caballo
que quiere morderle
Ahora hace frío por el odio que nos tienen las montañas
Hace frío porque se han dicho palabras tristes
Se ha dicho barca ocaso y ojos
Que son una misma cosa


Yo amo el viento que viene de los astros
Envolviendo los rayos cósmicos tan buscados por los
hombres
Mientras ellos sólo se interesan por ciertas hierbas
De sabor delicado y olor penetrante
Tan penetrante como ellos mismos
Yo amo los ojos de grandes alas

Y amo el ocaso tan rápido como una barca
Y las manos y la montaña que se deja acariciar
Y una roca llena de amor que desafía al mar
Y un mar que desafía todas las estrellas
Amo el árbol viejo que tiene muchos niños
Un paisaje inmortal mirando nacer sus flores
Un río de cabellos blancos que aún salta entre las piedras

Unos ojos y unas manos salvadas del incendio
Un corazón que late
Como un sapo casi aplastado por una carreta
Y una selva de todos colores
Sin ningún sentido del bien y del mal
Una selva encima de la selva
Para la ternura de los pájaros perdidos
Allá tan lejos de su país natal




Vicente Huidobro




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De la picadura de la víbora.



Un día habíase quedado Zaratustra dormido debajo de una higuera, pues hacía calor, y había colocado sus brazos sobre el rostro. Entonces vino una víbora y le picó en el cuello, de modo que Zaratustra se despertó gritando de dolor . Al retirar el brazo del rostro vio a la serpiente: ésta reconoció entonces los ojos de Zaratustra, dio la vuelta torpemente y quiso marcharse.
«¡No, dijo Zaratustra; todavía no has recibido mi agradecimiento! Me has despertado a tiempo, mi camino es todavía largo.»
«Tu camino es ya corto, dijo la víbora con tristeza; mi veneno mata.
» Zaratustra sonrió. «¿En alguna ocasión ha muerto un dragón por el veneno de una serpiente? - dijo. ¡Pero toma de nuevo tu veneno! No eres bastante rica para regalármelo.»
Entonces la víbora se lanzó otra vez alrededor de su cuello y le lamió la herida.

En una ocasión en que Zaratustra contó esto a sus discípulos, éstos preguntaron: «¿Y cuál es, Zaratustra, la moraleja de tu historia?» Zaratustra respondió así: Los buenos y justos me llaman el aniquilador de la moral : mi historia es inmoral.

Si vosotros tenéis un enemigo, no le devolváis bien por mal: pues eso lo avergonzaría.

Sino demostrad que os ha hecho un bien.

¡Y es preferible que os encolericéis a que avergoncéis a otro! Y si os maldicen, no me agrada que queráis bendecir . ¡Es mejor que también vosotros maldigáis un poco! ¡Y si se ha cometido una gran injusticia con vosotros, cometed vosotros enseguida cinco pequeñas! Es horrible ver a alguien a quien la injusticia lo oprime sólo a él.

¿Sabíais ya esto? Injusticia dividida es justicia a medias. ¡Y sólo debe cargar con la injusticia aquel que sea capaz de llevarla! Una pequeña venganza es más humana que ninguna. Y si el castigo no es también un derecho y un honor para el prevaricador, entonces tampoco me gusta vuestro castigo.

Es más noble quitarse a sí mismo la razón que mantenerla, sobre todo si se la tiene. Sólo que hay que ser bastante rico para hacerlo.

No me gusta vuestra fría justicia; y desde los ojos de vuestros jueces me miran siempre el verdugo y su fría cuchilla . Decidme, ¿dónde se encuentra la justicia que sea amor con ojos clarividentes? ¡Inventad, pues, el amor que soporta no sólo todos los castigos, sino también todas las culpas! ¡Inventad, pues, la justicia que absuelve a todos, excepto a los que juzgan! ¿Queréis oír todavía otra cosa? En quien quiere ser radicalmente justo, en ése incluso la mentira se convierte en afabilidad con los hombres.

¡Mas cómo voy yo a querer ser radicalmente justo! ¡Cómo puedo dar a cada uno lo suyo! Básteme esto: yo doy a cada uno lo mío.

¡En fin, hermanos, cuidad de no ser injustos con ningún eremita! ¡Cómo podría olvidar un eremita! ¡Cómo podría él resarcirse! Cual un pozo profundo es un eremita. Es fácil arrojar dentro una piedra; mas una vez que ha llegado al fondo, decidme, ¿quién quiere sacarla de nuevo? ¡Guardaos de ofender al eremita! Pero si lo habéis hecho, ¡entonces matadlo además!

Así habló Zaratustra.

A la puta que se llevó mis poemas




A la puta que se llevó mis poemas

" Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡POR DIOS!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!

¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero?
Usualmente lo sacan de los dormitorios y de los pantalones borrachos y enfermos
en el rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de 50,
pero no mis poemas.

No soy Shakespeare
pero puede ser que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros.
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios
cruzándose de piernas:
veo que he creado muchos poetas pero no mucha poesía. "


C.Bukowski.

Jinetes en la tormenta


Jinetes en la tormenta
En esta casa hemos nacido
En este mundo hemos sido arrojados
Como un perro sin hueso
Un actor sin papel.
Jinetes en la tormenta
Hay un asesino en la carretera
Su cerebro retorciéndose como un sapo
Toma una largas vacaciones
Deja que tus niños jueguen
Si llevás a este hombre
La dulce familia morirá.
Asesino en la carretera.
Nena, tienes que amar a tu hombre
Nena, tienes que amar a tu hombre
Tomarlo de la mano
Hacerlo entender
Que el mundo depende de ustedes
Nuestra vida nunca terminará.
Tienes que amar a tu hombre.
Jinetes en la tormenta
Jinetes en la tormenta
En esta casa hemos nacido
En este mundo hemos sido arrojados
Como un perro sin hueso un actor sin papel
Jinetes en la tormenta



Rey Lagarto

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Esta escena me encanta con lujuria somali